domingo, 15 de julio de 2007

PETRO PERU Y LA FUTURA CONSTRUCCIÓN DE LA PLANTA DE FERTILIZANTES (ÚREA Y AMONÍACO)


Por: Pablo Arroyo Acero ( 11/05/2007)

Con gran entusiasmo hemos asistido un 5 de agosto del 2006, a la inauguración del mega proyecto del gas de Camisea. Un proyecto esperado por más de 20 años que hoy se hace realidad; este proyecto cambiaria los hábitos de consumo de todos los peruanos, tanto en el ámbito doméstico como en el industrial; por supuesto que este último es el que generaría mayor impacto en la economía nacional. Por el momento, existen 7 empresas que ya empiezan a obtener beneficios por la reducción de sus costos de energía.
Este reacomodo de la industria nacional al nuevo consumo energético, tomará algún tiempo; pero lo más importante es que, el gas natural también se podrá utilizar como materia prima en la industrialización de otros productos que antes no se podían elaborar en el país; así como, la fabricación de fibra sintética, metano. Amoniaco, butano, medicinas, fertilizantes nitrogenados y muchos otros derivados; es aquí donde se debe incidir, para que las políticas de estado se orienten con estrategias de desarrollo nacional aprovechando este recurso. Tal vez mirando algunas experiencias de otros países como la China, cuando comenzó a fabricar tractores muchos se preguntaban ¿en donde se iran a vender esos tractores? pero no fue así; La China lo necesitaba para desarrollar su agricultura. Sucesivamente, por los años 90 aprovechando sus reservas de gas natural empiezan a ensamblar mas de 10 plantas sobre las que ya tenia para producir fertilizantes nitrogenados y pasar de 15 millones de toneladas métricas de producción anual a mas de 25 millones en la actualidad, así cubría su demanda agrícola interna y podía exportar el excedente. Esta vez ya no habían preguntas, si no más bien una respuesta. El gobierno de la China sabia a donde quería llegar con su agricultura, es decir, tenía una estrategia de desarrollo agrario.
En la actualidad, el Perú viene importando alrededor de 80 millones de dólares al año en fertilizantes, esto significa que estamos comprando excedentes a precios altos de aquellos países, que así como la China produce a bajo costo y además subsidian su agricultura siguiendo lineamientos de su estrategia de crecimiento. De esta manera, para un agricultor del Perú le es muy difícil competir en el mercado global, y peor aún para aquel minifundista que tiene entre 1 y 4 hectáreas de terreno, en donde no es fácil encajar alguna teoría de eficiencia económica. Sin embargo, la llegada del gas de camisea nos da la oportunidad de empezar a producir una amplia gama de fertilizantes nitrogenados, que desde luego serian mas baratos que los importados, porque para empezar; estaríamos ahorrando el costo de transporte, además, hasta podríamos subsidiar algún tipo de agricultura como la denominada agricultura de subsistencia porque el costo seria menor que si compramos excedentes externos. Estos días en Palacio de Gobierno, el Ing. Cesar Gutiérrez, presidente de Petro Perú, suscribió con su par Brasileño, el acuerdo para la construcción de la primera planta de producción de fertilizantes (urea y amoníaco) derivados del gas de camisea, con una inversión de US$ 800 millones. Esta producción abastecería la demanda agrícola interna y se exportaría el excedente generando miles de empleos. Sin embargo es oportuno mencionar lo paradójico de este proyecto. Se sabe que el Ing. Ramón Ponce de León, militante de la estrella, tiene elaborado el mismo el proyecto hace varios años, a pesar de su preocupación por hacer conocer su propuesta dentro del gobierno, no fue escuchado ¡quizás! Porque es ¿Made in Perú? Es justo también sea atendido el proyecto de este reconocido técnico peruano. Esperemos que la culminación de este proyecto, sea una realidad para el beneficio de la agricultura, porque es uno de los sectores que debe verse como estratégico para los próximos años, que además de asegurar alimentación, generaría empleo. De lo contrario de aquí a 40 años cuando se termine este recurso natural. El Perú ni siquiera será aquel mendigo sentado sobre un banco de oro, estaremos sentados en el suelo estéril y nos daremos cuenta que el banco se lo llevaron.

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