miércoles, 24 de abril de 2019

MUERTE ANUNCIADA DE ALAN GARCIA


Por: Pablo Arroyo Acero

Días antes a la muerte del quien en vida fuera dos veces presidente constitucional del Perú: Alan García Pérez, ya denotaba un rostro estresado, avejentado, angustia y tristeza  reflejaba los últimos días. Es que el sufría muchas noches de insomnio por la incertidumbre al proceso judicial que afrontaba por más de 30 años. Sabría que para él no habría justicia en el Perú. Muchos años lo investigaron y nunca pudieron probarlo nada más que sus especulaciones y frustraciones de sus enemigos, solo se ensañaron en una VENDETTA política planificada por diferentes gobiernos de turno promovido por los caviares y la ultra izquierda comunista, detractores acérrimos que soñaban con verlo en prisión para satisfacer su odio enfermizo.

Diversos medios de comunicación hablado y escrito, haciendo uso de su libertinaje en la expresión y utilizando la mentira y la engañifa publicaban en sus portadas durante años, calumnias, insultos, vejámenes contra el presidente García. Entonces el ciudadano de a pie que solo acostumbra a leer las portadas de los diarios colgados en los Quioscos, leía con asombro los titulares y lo asumía como cierto; y esto día a día fue impregnándose como sanguijuela en el subconsciente del ciudadano común acumulando odio y rencor, reclamando por las calles linchamiento y cárcel para el presidente García, era lo mismo lo que la prensa los inducia a creer.

Según su secretario personal (Ricardo Pineda), Alan García no leía los periódicos hace más de dos años, ni veía las noticias en la TV, se había alejado del bullicio de la prensa contra él, incluso hace tres meses había escrito una carta de despedida (La Razón de mi Acto) entregado en sobre cerrado y lacrado a su secretario personal solo para ser entregado a su familia en su momento oportuno. La mañana del 17 de abril, se presentó a su domicilio un fiscal con una orden de detención preliminar por diez días para el presidente García, acto repudiado por el mismo al no ser respetado la presunción de inocencia y no existir una sentencia judicial. Entonces, él no iba permitir que lo exhiban como un trofeo de guerra, en una jaula enmarrocado y puesto el chaleco para detenidos; exponiéndolo a la humillación pública, al goce y algarabía de sus detractores. Y en algún momento empuñando su arma (Colt) decidió darse un tiro en la cabeza dando fin a su vida, acto que lo hizo en defensa de su honor e impulsado por su ego.

El Perú perdió a uno de los mejores políticos intelectuales de estos tiempos. Uno de los mejores oradores de Indoamérica y del mundo, con un gran bagaje intelectual y una mente prodigiosa. Era un libro abierto, formado políticamente en el viejo partido de Víctor Raúl Haya de la Torre (APRA) murió a un mes de cumplir los setenta años, pero no lograron quebrar su orgullo aprista. Hoy se encuentra en viaje a las estrellas, al reencuentro con su maestro ¡Haya de la Torre!